Los dirigentes de la libertad avanza consideran a los votos del PRO como propios. Por lo que no piensan seriamente en una integración, sino que usan a los diputados y senadores del PRO, para compensar su raquítica representación parlamentaria. Que el PRO acepte medidas absurdas como anular la ley que aumenta el presupuesto para las universidades y el aumento diminuto en la “dieta” de los jubilados, es un suicidio politico, pues va contra la opinión de sus votantes sobre la  educación pública y gratuita y la supervivencia de la clase “pasiva”, que no son más que trabajadores que cumplieron un ciclo y deberían estar gozando de un merecido “jubileo” y no de un tormento, solo para mantenerse con vida. El costo de estas resoluciones burocráticas  del actual gobierno, que justifican sus acciones con el mentiroso déficit cero, deberán caer en las responsabilidades del actual Ejecutivo y no del PRO que debería mantenerse íntegro, como garantía de continuidad y no fomentando el regreso de los depredadores “K”  como ya sucedió anteriormente. La elección del juez Lijo para la Corte Suprema  así como estos vetos a leyes del Congreso contradicen el verdadero espíritu libertario y el pensamiento de la mayoría de los argentinos “democráticos”. Está en la Constitución Argentina que el Poder Ejecutivo no debe legislar, y si bien estos vetos a leyes aprobadas por el Congreso pueden tener  legalidad, son una burla a la democracia y a la división de poderes, son un acto de autoritarismo. El PRO debe marcar las diferencias, o se hundirá en la  intrascendencia. Timbre para Mauricio.

Esteban Tortarolo                                                                       

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